viernes, 7 de diciembre de 2012



La Rendición de Breda o Las Lanzas




La obra que vemos en la imagen es la Rendición de Breda o Las Lanzas, pintada por Diego Velázquez. Esta obra aparece en el contexto histórico en la que los países bajos en 1625, están en plena guerra con Felipe IV para lograr la independencia de la corona española. En esta época los Austrias, reyes de la corona Española, eran los máximos soberanos del mundo, ya que gobernaban gran parte de Europa, norte de África y gran parte de América, a la que seguían colonizando. Mientras, las demás potencias europeas intentaban quitarle a los Austrias sus territorios, paralizar su colonización en América y algunos territorios intentaban independizarse de este gran imperio.

Esta obra tiene mucha relación con el poder, ya que fue un encargo de Felipe IV a Velázquez, con el fin de ponerla de adornó en el salón de Reinos, donde el rey se reunía con los reyes y altos cargos de los países extranjeros. El rey Felipe IV pretendía que sus visitantes viesen el poder militar y económico que tenía, con sólo observar la decoración del salón, donde había obras como ésta, mostrando sus victorias militares. El rey pretendía que éstos no intentasen iniciativas militares para derrocarlo en ningún frente del imperio Austro-español.

Comentario artístico

La Rendición de Breda o Las Lanzas es una obra de óleo sobre lienzo, pintada por Diego Velázquez entre los años 1634 y 1635. Esta obra es de estilo barroco.

En el centro de la imagen aparece el emperador Justino de Nassau, entregándole la llave de Breda a Spinola (aristócrata al mando de la expedición española a Breda), mostrando su rendición y sometimiento al rey Felipe IV. Los dos protagonistas parecen dialogar como amigos, tanto que cuando Justino de Nassau entrega las llaves de Breda intenta arrodillarse y Spinola lo impide. En el lado derecho se encuentran los soldados españoles con aires de victoria y con muchas más lanzas que sus rivales, que aparecen mucho más decaídos y tristes. En el fondo de la imagen reina la profundidad y la expresividad que recrean un paisaje  real. En éste, se observan tonos blancos y azules en el cielo, tonos dorados que representan el relieve del suelo y columnas de humo con tonos plateados. Todo esto aparece en un ambiente puro, agradable y con aire limpio. Velázquez aparece autorretratado en el extremo derecho de la imagen.

Las características más destacadas en del estilo barroco en esta obra son: el realismo y la naturalidad con el que los autores pintan las obras, por eso, Velázquez representa con realismo al general Spínola, al que conocía personalmente. En este estilo predominan los retratos de personas y los autores intentan perfeccionar su técnica y plasmar en el lienzo de la mejor manera posible lo que ven, de ahí la naturalidad del estilo. También reina una gran expresividad y profundidad que hacen que la obra sea casi una fotografía.
El tema de la obra es la representación de una batalla en la guerra de Flandes y simboliza el poder que los reyes de Austria ejercieron en Europa durante los siglos XVI y XVII, aunque en este contexto ese poder estuviese decayendo.

Esta obra viene precedida de otras muchas en las que Velázquez había pintado retratos, ya que su vida la dedicó a perfeccionar su técnica y con la que intentaba perfeccionar sus retratos expresando la naturalidad y realidad de los retratados. Esta fue una de sus muchas obras que sirvieron para culminar su gran técnica expresada en las Hilanderas y las Meninas, además, sirvió para grandes pintores como Goya que trató de intentó copiar el estilo de Velázquez

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