La Rendición de Breda o Las Lanzas
La obra que vemos en la imagen es la Rendición de Breda o Las Lanzas, pintada
por Diego Velázquez. Esta obra aparece en el contexto histórico en la que los
países bajos en 1625, están en plena guerra con Felipe IV para lograr la
independencia de la corona española. En esta época los Austrias, reyes de la
corona Española, eran los máximos soberanos del mundo, ya que gobernaban gran
parte de Europa, norte de África y gran parte de América, a la que seguían
colonizando. Mientras, las demás potencias europeas intentaban quitarle a los
Austrias sus territorios, paralizar su colonización en América y algunos
territorios intentaban independizarse de este gran imperio.
Esta obra tiene mucha relación con el
poder, ya que fue un encargo de Felipe IV a Velázquez, con el fin de ponerla de
adornó en el salón de Reinos, donde el rey se reunía con los reyes y altos
cargos de los países extranjeros. El rey Felipe IV pretendía que sus visitantes
viesen el poder militar y económico que tenía, con sólo observar la decoración
del salón, donde había obras como ésta, mostrando sus victorias militares. El
rey pretendía que éstos no intentasen iniciativas militares para derrocarlo en
ningún frente del imperio Austro-español.
Comentario artístico
La Rendición de Breda o
Las Lanzas es una
obra de óleo sobre lienzo, pintada por Diego Velázquez entre los años 1634 y
1635. Esta obra es de estilo barroco.
En el centro de la imagen aparece el
emperador Justino de Nassau, entregándole la llave de Breda a Spinola (aristócrata
al mando de la expedición española a Breda), mostrando su rendición y
sometimiento al rey Felipe IV. Los dos protagonistas parecen dialogar como amigos,
tanto que cuando Justino de Nassau entrega las llaves de Breda intenta
arrodillarse y Spinola lo impide. En el lado derecho se encuentran los soldados
españoles con aires de victoria y con muchas más lanzas que sus rivales, que
aparecen mucho más decaídos y tristes. En el fondo de la imagen reina la
profundidad y la expresividad que recrean un paisaje real. En éste, se observan tonos blancos y
azules en el cielo, tonos dorados que representan el relieve del suelo y
columnas de humo con tonos plateados. Todo esto aparece en un ambiente puro,
agradable y con aire limpio. Velázquez aparece autorretratado en el extremo derecho
de la imagen.
Las características más destacadas en
del estilo barroco en esta obra son: el realismo y la naturalidad con el que
los autores pintan las obras, por eso, Velázquez representa con realismo al
general Spínola, al que conocía personalmente. En este estilo predominan los
retratos de personas y los autores intentan perfeccionar su técnica y plasmar
en el lienzo de la mejor manera posible lo que ven, de ahí la naturalidad del
estilo. También reina una gran expresividad y profundidad que hacen que la obra
sea casi una fotografía.
El tema de la obra es la
representación de una batalla en la guerra de Flandes y simboliza el poder que
los reyes de Austria ejercieron en Europa durante los siglos XVI y XVII, aunque
en este contexto ese poder estuviese decayendo.
Esta obra viene precedida de otras
muchas en las que Velázquez había pintado retratos, ya que su vida la dedicó a
perfeccionar su técnica y con la que intentaba perfeccionar sus retratos
expresando la naturalidad y realidad de los retratados. Esta fue una de sus
muchas obras que sirvieron para culminar su gran técnica expresada en las Hilanderas y las Meninas, además, sirvió para grandes pintores como Goya
que trató de intentó copiar el estilo de Velázquez
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